miércoles, 11 de julio de 2007

Terkhiin Tsagaan Nuur

Dejando atras la Madre Piedra de Taykhar, corremos al lado de Cholot Gol, el cánon de las piedras, formado por el río que atraviesa la comarca, o aimag, de Arhangay, verde y montañosa como una tierra prometida para los yaks y vacas que pastan en verano. Entre varios árboles, en un recodo, un gran ovoo nos espera en el cruce de dos caminos.

Terkhiin Tsagaan Nuur
Este lago blanco, grande y sereno que descansa a los pies del cono del volcán que da nombre a la región, Horgo Terkhiin, también tiene su leyenda. Al principio d e los tiempos, cuando sólo había una mujer y un hombre, éstos vivian en una cabaña al lado de un pozo. El hombre se ocupaba de los animales y la mujer era atenta con las cosas y equilibraba al mundo con sus actividades cotidianas. Un día de invierno los animales se perdieron en el bosque y el hombre tuvo que salir para ir a buscarlos. La mujer que cada noche salía a tapar el pozo para que no se desbordara, sintiéndose muy preocupada por las condiciones en que se encontraba por su marido, olvidó el pozo abierto una y otra noche hasta que éste formo el Gran Lago Blanco alrededor de su casa.

Una de las costantes que he encontrado en los cuentos cosmogónicos o civilizatorios en Mongolia es la presencia de una pareja de mujer y hombre como héroes culturales. Ella casi siempre representa la sabiduría, o el equilibrio de las fuerzas naturales y las humanas, mientras el simboliza la fuerza. Ambas virtudes son fundamentales para la vida de las personas y, en general, de la tierra según los mongoles. Así es la vida cotidiana de este pueblo de nómadas hospitalarios: las mujeres cuidan de una ger, o tienda, donde se desarrolla toda la vida social de la familia, y trabajan para la preparación de los alimentos, de las conservas, de la acumulación de leña y lana para el invierno, mientras los hombres enfrentan climas despiadados (pueden ir de menos 40ºC en invierno a mas 40ºC en verano) en la crianza de animales a los que no dan nombre propio nunca, pero que saben distinguir entre sí por la cantidad de nombres que tienen sus mantos, sus cuernos, sus formas de caminar o de mugir o relinchar.

Así, la creacion de la cultura y los paisajes es tan dual como la vida cotidiana misma. Mujeres y hombres que son mutuamente indispensables, y ambos reciben un respeto diferenciado pero no jerarquizado.

Claro está que como en todas las culturas duales, y no individualistas, el reconocimiento del valor y el derecho a una vida no heterosexual es muy improbable, y en la actualidad la cuarentena de lesbianas y gays abiertos que viven en Ulaan Baatar son absolutamente marginados. Pero para las mujeres que no se cuestionan su sexualidad reproductiva, misma que ni siquiera consideran como una decision, sino como algo tan simple como la continuidad de la vida en un mundo de reincarnaciones de purificación, el lugar que tienen en la sociedad mongola es un orgullo: se sienten y se saben indispensables y no renuncian facilmente a su lugar. Ni siquiera ahora que un élite establecida en Ulaan Baator intenta separar a los mongoles de la vida nómada para sentarlos en ciudades practicamente inexistentes (la ciudad tradicional mongola era la reunión de varias ger alrededor de un monasterio durante el invierno, y después de la revolución socialista la reunión de las mismas ger alrededor del hospital y la escuela que sustituyerona los monasterios destruidos en nombres de un laicismo beligerante). Hay una cierta reticencia en la aceptación de la obligación de acercarse a una economía capitalista que en la capital está, como en todo el mundo, beneficiando a los ya ricos y empobreciendo más a los pobres.

El nomadismo le dio a los mongoles y a las mongolas la posibilidad de sobrevivir a todas sus crisis politicas, climaticas y económicas. A la vez, representa una forma de vida que se opone al capitalismo y a la acumulacion (nadie acumula demasiado cuando va a moverse. Libertad y afan de acaparramiento son actitudes opuestas). Hoy en día, Mongolia es un país que ha perdido el control sobre sus materias primas (explotadas por compañías canadienses, chinas, rusas y estadounidenses) y que ha participado en la invasion de Iraq en la coalicion liderada por Estados Unidos. Estos dos hechos le han significado una lluvia de aportaciones monetarias, muchas de ellas incomprensibles para mujeres acostumbradas a ponderar la riqueza del nucleo familiar, que se han visto desplazadas por el dinero en contante dado a sus maridos sin su consentimieno por entidades anónimas. Ese dinero, ademas, ha servido para incrementar el alcoholismo masculino (heredado de la Rusia sovietica) y el gasto suntuario (televisiones, telefonos celulares, baratijas).

La piedra de Taykhar

Taykhar Choolo

La madre piedra, la única, la grande. Muchas leyendas se cuentan sobre ella. Su presencia en medio del valle de Ihtamer, muy lejos de las montanas que la rodean, es impresionante. Es una diosa, o la madre de todas las diosas, simplemente no se le puede obviar.De todas, la leyenda que me gusta más es la mas común y sencilla, pues representa muy bien lo antiguo y fundamental que se conciben los y las mongolas para el mundo.

Al principio de los tiempos, cuando la tierra era joven, una gran serpiente empezó a aterrorizar a las personas. Salía de su escondite y devoraba personas y animales. Las mujeres y los hombres se reunieron y decidieron pedirle al más fuerte de los luchadores mongoles que los ayudara. para ello acudieron primero con su mujer, una persona sabia y de gran compasión que los escuchó y ponderó la importancia de su peticion. Ella convenció a su marido de que era bueno ayudar a todas las personas en su gran peligro. Entonces el baatar, es decir, el héroe fue en busca de la piedra más grande que pudiera imaginarse y la encontró en un lugar muy muy lejano. La cargó hasta la madriguera de la serpiente y cuando al amanecer ésta sacó la cabeza del hoyo se la lanzó encima aplastándola. Así, las personas y los animales pudieron volver a andar libres por la tierra.

En realidad la Gran Roca de Taykhar es una de las más impresionantes figuraciones del simbolismo de la Madre Tierra. Hacia el noroeste tiene una hendidura que la revela como la Gran Vagina paridora del mundo. Ahí besan la piedra los pastores y le rinden tributos los nómadas, asi como vienen a encomendarse las personas que se dirigen al Naadam, la gran fiesta de asamblea que en las principales ciudades y pueblos se celebra durante el verano.