martes, 4 de septiembre de 2007

Tíbet, Tíbet:




















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La policía es china como los maestros y los empresarios. El turismo y la explotación de sus saberes tradicionales para su comercializacion son las unicas actividades que los chinos les permiten afuera de la vida pastoril y agrícola, de modo que algunos tibetanos ven a los occidentales como estúpidos que se dejaran estafar. No obstante, mujeres y hombres de piel oscura, cabellos alborotados y grandes ojos profundos no han perdido la hospitalidad de los nomadas, su desenfado frente a la etiqueta y el valor que hay que darle a las cosas fundamentales.


Tibet es verde, montañoso, frío y la gente viste largos abrigos de piel de borrego o de yak amarrados a la cintura. Sus joyas, que usan por igual mujeres y hombres, son grandes bolas de coral, perlas de lago, turquesas y ámbar, amarradas por hilos de oro y plata. Las mujeres y los hombres se dejan crecer el pelo y los trenzan de diversas maneras sobre la cabeza con estambres rojos. A veces se cubren con un sombrero de fieltro cuando llueve o el frío arrecia.
Los monjes, vestidos por largas tiras de 8 metros de lana roja, caminan por las calles y los campos, rezan en sus monasterios, deambulan pidiendo limosnas para la reconstrucción de los templos, enseñan, juegan. Se les ve ayudando a los campesinos en la cosecha de sorgo o mostaza (¡¡¡esos campos de flores amarillas a perdidas de vista!!!), lanzando una pelota al canasto de una cancha comunal, empujando un auto detenido o sentados en los parques con la mirada en otro lado y la rueda de los rezos en la mano. Algunos son adorablemente gentiles, otros más bien se sorprenden de ver a unas forasteras como nosotras fuera de los circuitos turísticos.

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