martes, 2 de octubre de 2007
SER MINORIA EN LA PROPIA TIERRA. LAS MUJERES DE TIBET
India: Después de dejar Varanasi
Helena, que es buenísima para encontrar lo mejor de cualquier situación, dice que se trata de una vacación de las vacaciones. Por otro lado es interesante compartir modos distintos de viajar con alguien que se quiere y de la cual, sin embargo, se conocen poco las costumbres cotidianas, los intereses, la mirada. En seis días las rapidas vacaciones de Chiara se van a acabar y nosotras retomaremos el tren (la red indiana de ferrocarril es perfecta, barata, rápida y segura, a pesar de la mas extraña burocracia que la trastoca).
Los primeros dias en India la odie. Caótica, demasiado poblada, sucia, húmeda. Nos sentíamos asaltadas por los vendendores de ofertas turísticas, por los choferes de riksho, por la comercialización de la espiritualidad hindú acompañada de la rivalidad con los musulmanes. A cada paso alguien intentaba vendernos algo, o nos pedía limosna o nos contaba historias lagrimosas y culpígenas sobre su pobreza. Yo desee sinceramente no haberme ido de Tibet. Pero ahora estamos felices de haber venido a esta tierra donde a pesar del calor se puede caminar entre campesinas cargadas de hierbas sobre la cabeza, jugar con niños que persiguen animales y donde tambien existe el comercio justo, las cooperativas de producción, la más precisa lucha ecológica y un montón de chavos y chavas que se mueren de ganas de tener una charla con alguien ajeno a sus familias y que te ayudan a cambio de nada.
Después de que Chiara se vaya, seguiremos rumbo al norte. Queremos estar, viajar, meditar por un rato más.
De Nepal a Rajastan
Pero no es el pasado colonial lo que nos hizo añorar Nepal. De hecho India lo ha superado con amplitud, su historia ha incorporado los 130 años de presencia inglesa como la de un corto periodo previo a la unificación de un sinnúmero de reinos independientes. Tampoco fueron los típicos problemas del Tercer Mundo (el camión que nos llevaba a Garakpur se descompuso, el tren partió con 20 minutos de atraso), ni las vacas en la sala de espera y entre los tambos de la basura, intocables e intocadas, verdaderas representación de
En India nunca hay un solo tipo de algo. Ni una sola casta, ni una sola religión, ni un solo vestido, ¿como iba a haber un solo tipo de turista? No es lo mismo dormir en una guest house que en un gran hotel, eso es obvio, pero tampoco lo es viajar en tren o en auto rentado. Ahora bien, ambos tipos tienen en común que se les ve como a unos idiotas con plata a los que es posible exprimir como un limón. Además los europeos bienintencionados -los que pretenden llevar a cabo un turismo solidario y sostenible, para darnos a entender, y que son pocos- han despertado nuevas formas de engaño; no hay tendero que no pregone ser el vendedor de una cooperativa que sostiene a varias familias, hecho por el cual es de muy mal gusto reclamar precios más bajos.
Varanasi es una de las ciudades más santas de
Los musulmanes, que son el 30% de la población, viven apenas afuera de la ciudad mas antigua, en barrios de grandes -se dice que los mejores del mundo- productores de brocado de seda. En el pasado tuvieron fuertes enfrentamientos con los hindis, tanto que su mezquita como el templo de oro de Shiva son resguardados por el ejército para evitar bombazos y tumultos. Son muy críticos del sistemas de castas hindi y no se retienen de reñir con un brahmán cuando no permite entrar a su templo a alguien de una casta inferior, pero deja entrar a un extranjero para que le deje una ofrenda en dinero.
El Gange es realmente un río sagrado. Aunque parezca increíble sus aguas son siempre limpísimas, aun microscópicamente limpias, a pesar que se le entreguen las cenizas de todos los muertos, así como los cuerpos de los niños, las mujeres embarazadas, los leprosos y los mordidos por las cobras –que no necesitan pasar por la purificación del fuego-. Además estar en sus orillas mueve al llanto, o a las sonrisas y a la calma. Verlo fuerte y cobrizo después de los monzones, o según nos dicen azul como el cielo durante la estación seca, es un regalo de las diosas mas piadosas.
Tres días en Varanasi se nos fueron como el agua, así como una parte considerable del dinero que nos quedaba, porque tampoco quedamos inmunes a la habilidad de los vendedores de la antigua Benares. Por suerte tampoco fuimos inmunes a la inteligencia cansada, arrastrada por el calor y glorificada por las piedras y los jardines, de su universidad, donde la escuela de filosofía se mostró interesada en iniciar un dialogo con los filósofos no occidentales de otra parte del mundo, es decir Latinoamérica.
Lástima que nuestras vueltas por las riveras del Gange duraron demasiado poco, aunque lo suficiente para tener una primera apreciación de la habilidad agrícola de las y los indios. Mijo, maíz, trigo, y variedades diversas de lentejas se extienden por kilómetros sobre una tierra labrada a la perfección. Tuvimos que correr a Delhi para encontrarnos con Chiara que llegaba de Roma para pasar dos semanas con nosotras, es decir todas sus vacaciones.
Delhi es una ciudad enorme, con bellísimas construcciones mogolas, rica, verde, dividida entre una nueva ciudad del tercer mundo progresista y la antigua ciudad de callejuelas y mezquitas y templos acomodada contra el fuerte y sus jardines. Pero Delhi es también carísima. Un hotel cuesta más que en Europa, y no siempre brinda las mismas comodidades. Alguien nos dijo que también puede ser una ciudad barata, pero no vimos por dónde. Además, a diferencia de Beijing, donde es posible tener un comercio con características que una vez identificadas se mantienen iguales, en Delhi un turista es siempre un idiota, por lo tanto se le trata de esa forma. Por muy buenas negociadoras en que nos hayamos convertido Helena y yo, no hay indio que no intente vendernos un CD a precio de oro ni hotelero que no nos diga que por ser la capital Delhi tiene derecho a tener precios exorbitantes.
Por suerte en Delhi tenemos amigos y podemos atestiguar la gran calidad de las charlas y los debates de las y los indios. El señor Swarup en particular hace gala de su sensibilidad y su profunda convicción de la necesidad de una política pacifista y anticolonial en el mundo. Conoce toda Asia, es un viejo periodista crítico y es respetado por amigos y enemigos. Es el padre de nuestro amigo Manish que nos mostró sus fotos y nos preparo una cena digna de un cuento oriental.
Rajastan es muy bello, un estado que se conformo después de la unificación e independencia de
Cada ciudad de Rajastan fue una capital, es decir un fuerte o un castillo fortificado donde la búsqueda del placer se mezclaba con la arrogancia del poder. Ahora bien el estilo de cada ciudad es diferente del de otra, así como el arte alemán no se parece al francés y el francés no se parece al español: eran realmente reinos independientes gobernados por personas de gustos diversos. Si la ciudad de Jaipur conserva al interior de sus muros callejuelas con aceras y casas con terrazas arboladas y su palacio está marcado por la pasión astronómica de los antepasados de sus actuales ocupantes, Pushkar es una ciudad sagrada en cuyo interior se levanta el lago donde Brama ofició los primeros ritos después de la creación del mundo.
Udepur es una ciudad antigua y viva de calle y palacios encalados que jamás fue conquistada ni por los musulmanes ni por los ingleses. Sus maharanas –y no simples marajas, por favor: estos son los descendientes de Rama y por lo tanto rey de reyes- siguen viviendo en el City Palace con sus caballos de orejas puntiagudas, sus rolls royce y sus sirvientes; en el laguito del jardín permitende vez en cuando el rodaje de algunas películas de James Bond (como todo los indios, recuerden que saben cobrar sus favores).
Ranakpur es un caso a parte. No es un ciudad, es un valle hermosamente cultivado, con un dique del siglo XVIII mandado construir por una marahani, en el centro del cual se eleva el templo más hermoso que hayan levantado jamás los Jains o Gens, un grupo de comerciantes hinduistas que en el siglo VI a.C. (el mismo periodo en que nació Buda), guiados por un profeta, decidió rebelarse contra la muerte de los animales, la mentira, el sistema de castas y la proliferación de las guerras. Los jains son todavía hoy en día el grupo religioso más respetado de
Jodpur es una ciudad brahmánica con el fuerte más poderoso que pueda imaginarse. Desde sus bastiones las antiguas callejuelas se muestran azules, es decir del color de la profundidad. Aunque el calor es infernal, la noche sobre las terrazas, si se tiene como nosotras la suerte de amar a la luna creciente, es de una belleza sin par.
Jaiselmer es la ciudad del desierto donde llegaban los camelleros de China para dirigirse a Persia. El calor es tan impresionante que con Helena, tendidas sobre esteras, en la inmovilidad del aire vimos como los pelos de nuestras piernas crecían a ritmo enfebrecido. En esta ciudad, si los señores sentían que iban a perder la guerra preparaban el sati (el sacrificio de las esposas sobre las piras funerarias del marido) de sus mujeres y de sus hijos menores y abrían la puerta del castillo para lanzarse a la muerte con la espada en la mano. Nadie debía sobrevivir a la derrota. Por suerte Jaiselmer estaba habitada también por comerciantes que lograron siempre que la ciudad se mantuviese en su esplendor. Eran los que desafiaban la vastedad del Thar, sus sequías, su belleza y pobreza sin par, de modo que con sus riquezas llenaron la ciudad donde descansaban sus hijos y esposas de haveli, es decir de palacios cincelados cuya elaboración se dejaba en mano de los arquitectos y escultores musulmanes. El Thar hoy es un desierto que las hábiles manos de las campesinas indias ha llenado de árboles semejantes a nuestros mesquites; verdes, fuertes y con sus raíces de
Bikeneer es una ciudad pintada, pues sus príncipes decidieron apoyar el arte popular de toda
A pocas decenas de kilómetros, inicia la sucesión de pueblotes donde las caravanas de camellos de la vía de la seda dejaron por siglos el dinero suficiente para que muchos haveli se levantaran. Hoy casi todos están vacíos y se caen sobre sí mismos, mientras elegantísimos dromedarios de piernas muy largas jalan carretas de dos ruedas cargadas de todo tipo de mercancías.
Por fin en la India
Amo
Los marajas ya no existen y sus palacios estan en ruinas o transformados en hoteles, sin embargo los ricos pueden comprar a la policía y los pobres son los culpables de cualquier delito
La tecnología es altísima, hay computadoras rotas en cada esquina Una música angelical o maldito ruido se escucha en demasiados lados.
Hay santos bajo cualquier paraguas, el problema es saber cuál es el bueno. Mientras tanto en los templos y en las mezquitas hay militares armados hasta los dientes para evitar bombazos
El Gange es realmente sagrado.
Qué tan lejos llegamos: las montañistas nepalíes
Con sus treinta y seis lenguas habladas por 23.800.000 habitantes en 75 distritos, Nepal es uno de los países más pobres del mundo, a la vez que uno de los más diversos. Hinduista en un 70%, tiene también una importante población budista y algunos cristianos y musulmanes, lo cual explica por qué la prohibición de discriminar a las personas según las cuatro castas hinduistas, vigente desde los anos 1970, haya sido aceptada con agrado por la mayoría de la población. No obstante, las mujeres a través de las divisiones de clases, de casta y de religión sufren una discriminación en los ámbitos laboral, educativo y económico semejante a la que conocen las mujeres de todo el mundo, y las de las castas inferiores y las indígenas enfrentan graves desavenencias.
Según Lucky Chhetri, directora de Empowering Women of Nepal, las mujeres no necesitan simpatía sino oportunidades, ya que a todo mundo les caen bien esas madres, hermanas, esposas o hijas que se levantan a las cuatro de la mañana para abrir las ventanas y lustrar los zapatos de los hombres de su familia y cierran la puerta de noche tras haber trabajado todo el día en la casa, el campo y el patio. En pocas palabras, son siempre simpáticas quienes asumen enormes e indispensables responsabilidades para con la vida humana, pero eso no implica que sean reconocidas socialmente ni remuneradas.
A principios de los anos 1990, Lucky Chhetri y sus hermanas decidieron organizarse para que las mujeres se desarrollaran mediante el apoyo y el trabajo de otras mujeres. En un país cuyo primer recurso es el turismo de alta montaña, fundaron el 3 Sisters Adventure Trekking Company y abrieron una casa de huéspedes en Pokhara, a los pies de la cordillera del Annapurna en el Himalaya. Decidieron brindar a las mujeres nepalíes de todas las castas la oportunidad de encontrar trabajo como guías de alta montaña, así como a las turistas de recibir el acompañamiento de otras mujeres, sin riesgos de acoso sexual o del maltrato relativo al descreimiento de los guías masculinos acerca de las capacidades físicas de las deportistas.
Durante los diez anos de guerra civil (1996-2006), las 3 Sisters Adventure Trekking Company y Empowering Women of Nepal actuaron como puente entre quienes las acusaban de ser explotadoras de las jóvenes de la región de Kaski, en la zona de Gandaki, y quienes las veían como peligrosas alebrestadoras de las costumbres ancestrales. Gracias a que en Nepal la policía y el ejército no han sido entrenados para considerar a la población civil como un posible enemigo interno, y por lo tanto no actúan brutalmente en su contra ni siquiera en las zonas de presencia guerrillera, las mujeres que recibían entrenamiento para guiar grupos en alta montanas, aprendiendo además nociones de primeros auxilios, ecoturismo, agricultura orgánica, historia y geografía, ingles, cultura y religión, pudieron dialogar con ellos, así como con los grupos maoístas, sirviendo en muchas ocasiones de puente para que se estableciera ese dialogo que, a la larga, derivó en el pacto que llevará a las y los nepalíes a las urnas el 26 de noviembre próximo para elegir su Asamblea Constituyente.
Ser guía de alta montana es desde 1993 un trabajo de mujeres también. Según las hermanas Chhetri, ninguna persona educada es débil, por lo tanto entrenar a una mujer para ser jefe de escalada, es mejor que orillarla a creer que para valerse a si misma necesita empuñar un arma.
En un país himalayo como Nepal, cuya dependencia de un turismo especifico es abrumadora, enseñar a una mujer cómo relacionarse con otras en un ámbito laboral especializado no sólo es brindarle la oportunidad de emprender un negocio, sino también de afirmarse y profundizar sus conocimientos. El esfuerzo que implica el entrenamiento de alta montaña no solo desmiente y ridiculiza la burla masculina acerca de la debilidad de las mujeres, sino que a ellas les comprueba que su debilidad sólo era fruto de la falta de educación y su pobreza, de un prejuicio sobre capacidades que ahora puede demostrar.
En la actualidad, el trabajo de preparación de las mujeres para el turismo emprendido por las tres hermanas Chhetri hace trece años se ha extendido desde Pokhara a 35 distritos de Nepal, convertido en una fuente de inspiración para muchas jóvenes y en un ejemplo de buenas prácticas laborales. De tal modo, la lucha contra la discriminación contra las mujeres se revela cual es: una forma de promover la justicia social. El centro de entrenamiento y las 3 Sisters Adventure Trekking Company emplean actualmente 30 mujeres de familias no privilegiadas, entre ellas Dalits (las así llamadas “intocables”) y preparan cada ano 25 mujeres para ser guías, directoras de campamentos y acompañantes de grupos. Además han impulsado las prácticas de la agricultura orgánica, de la organización para la salvaguarda ecológica, del turismo responsable, así como han impulsado una guardería de tiempo completo, con educación activa y personalizada, para las hijas e hijos de madres montanistas.