Helena, que es buenísima para encontrar lo mejor de cualquier situación, dice que se trata de una vacación de las vacaciones. Por otro lado es interesante compartir modos distintos de viajar con alguien que se quiere y de la cual, sin embargo, se conocen poco las costumbres cotidianas, los intereses, la mirada. En seis días las rapidas vacaciones de Chiara se van a acabar y nosotras retomaremos el tren (la red indiana de ferrocarril es perfecta, barata, rápida y segura, a pesar de la mas extraña burocracia que la trastoca).
Los primeros dias en India la odie. Caótica, demasiado poblada, sucia, húmeda. Nos sentíamos asaltadas por los vendendores de ofertas turísticas, por los choferes de riksho, por la comercialización de la espiritualidad hindú acompañada de la rivalidad con los musulmanes. A cada paso alguien intentaba vendernos algo, o nos pedía limosna o nos contaba historias lagrimosas y culpígenas sobre su pobreza. Yo desee sinceramente no haberme ido de Tibet. Pero ahora estamos felices de haber venido a esta tierra donde a pesar del calor se puede caminar entre campesinas cargadas de hierbas sobre la cabeza, jugar con niños que persiguen animales y donde tambien existe el comercio justo, las cooperativas de producción, la más precisa lucha ecológica y un montón de chavos y chavas que se mueren de ganas de tener una charla con alguien ajeno a sus familias y que te ayudan a cambio de nada.
Después de que Chiara se vaya, seguiremos rumbo al norte. Queremos estar, viajar, meditar por un rato más.
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