martes, 2 de octubre de 2007

Qué tan lejos llegamos: las montañistas nepalíes

Pokhara, Nepal, 3 de septiembre de 2006.

Con sus treinta y seis lenguas habladas por 23.800.000 habitantes en 75 distritos, Nepal es uno de los países más pobres del mundo, a la vez que uno de los más diversos. Hinduista en un 70%, tiene también una importante población budista y algunos cristianos y musulmanes, lo cual explica por qué la prohibición de discriminar a las personas según las cuatro castas hinduistas, vigente desde los anos 1970, haya sido aceptada con agrado por la mayoría de la población. No obstante, las mujeres a través de las divisiones de clases, de casta y de religión sufren una discriminación en los ámbitos laboral, educativo y económico semejante a la que conocen las mujeres de todo el mundo, y las de las castas inferiores y las indígenas enfrentan graves desavenencias.

Según Lucky Chhetri, directora de Empowering Women of Nepal, las mujeres no necesitan simpatía sino oportunidades, ya que a todo mundo les caen bien esas madres, hermanas, esposas o hijas que se levantan a las cuatro de la mañana para abrir las ventanas y lustrar los zapatos de los hombres de su familia y cierran la puerta de noche tras haber trabajado todo el día en la casa, el campo y el patio. En pocas palabras, son siempre simpáticas quienes asumen enormes e indispensables responsabilidades para con la vida humana, pero eso no implica que sean reconocidas socialmente ni remuneradas.

Las mujeres nepalí son el 32% de las personas que saben leer y escribir en un país en que en analfabetismo atañe el 40% de la población, son el 42 por ciento de la fuerza de trabajo pero ganan un tercio menos que los hombres, son la mayoría absoluta de la cultivadoras directas, campesinas de las tierras de sus padres, maridos o hermanos. No es de extrañar que muchas de ellas, cuando en 1996 se inicio una rebelión armada dirigida por grupos maoístas, se sintieran atraídas por ellos, debido al trato igualitario que les brindaban y gracias a su promesa de “liberar a las mujeres nepalí”.

A principios de los anos 1990, Lucky Chhetri y sus hermanas decidieron organizarse para que las mujeres se desarrollaran mediante el apoyo y el trabajo de otras mujeres. En un país cuyo primer recurso es el turismo de alta montaña, fundaron el 3 Sisters Adventure Trekking Company y abrieron una casa de huéspedes en Pokhara, a los pies de la cordillera del Annapurna en el Himalaya. Decidieron brindar a las mujeres nepalíes de todas las castas la oportunidad de encontrar trabajo como guías de alta montaña, así como a las turistas de recibir el acompañamiento de otras mujeres, sin riesgos de acoso sexual o del maltrato relativo al descreimiento de los guías masculinos acerca de las capacidades físicas de las deportistas.

Durante los diez anos de guerra civil (1996-2006), las 3 Sisters Adventure Trekking Company y Empowering Women of Nepal actuaron como puente entre quienes las acusaban de ser explotadoras de las jóvenes de la región de Kaski, en la zona de Gandaki, y quienes las veían como peligrosas alebrestadoras de las costumbres ancestrales. Gracias a que en Nepal la policía y el ejército no han sido entrenados para considerar a la población civil como un posible enemigo interno, y por lo tanto no actúan brutalmente en su contra ni siquiera en las zonas de presencia guerrillera, las mujeres que recibían entrenamiento para guiar grupos en alta montanas, aprendiendo además nociones de primeros auxilios, ecoturismo, agricultura orgánica, historia y geografía, ingles, cultura y religión, pudieron dialogar con ellos, así como con los grupos maoístas, sirviendo en muchas ocasiones de puente para que se estableciera ese dialogo que, a la larga, derivó en el pacto que llevará a las y los nepalíes a las urnas el 26 de noviembre próximo para elegir su Asamblea Constituyente.

Ser guía de alta montana es desde 1993 un trabajo de mujeres también. Según las hermanas Chhetri, ninguna persona educada es débil, por lo tanto entrenar a una mujer para ser jefe de escalada, es mejor que orillarla a creer que para valerse a si misma necesita empuñar un arma.

En un país himalayo como Nepal, cuya dependencia de un turismo especifico es abrumadora, enseñar a una mujer cómo relacionarse con otras en un ámbito laboral especializado no sólo es brindarle la oportunidad de emprender un negocio, sino también de afirmarse y profundizar sus conocimientos. El esfuerzo que implica el entrenamiento de alta montaña no solo desmiente y ridiculiza la burla masculina acerca de la debilidad de las mujeres, sino que a ellas les comprueba que su debilidad sólo era fruto de la falta de educación y su pobreza, de un prejuicio sobre capacidades que ahora puede demostrar.

En la actualidad, el trabajo de preparación de las mujeres para el turismo emprendido por las tres hermanas Chhetri hace trece años se ha extendido desde Pokhara a 35 distritos de Nepal, convertido en una fuente de inspiración para muchas jóvenes y en un ejemplo de buenas prácticas laborales. De tal modo, la lucha contra la discriminación contra las mujeres se revela cual es: una forma de promover la justicia social. El centro de entrenamiento y las 3 Sisters Adventure Trekking Company emplean actualmente 30 mujeres de familias no privilegiadas, entre ellas Dalits (las así llamadas “intocables”) y preparan cada ano 25 mujeres para ser guías, directoras de campamentos y acompañantes de grupos. Además han impulsado las prácticas de la agricultura orgánica, de la organización para la salvaguarda ecológica, del turismo responsable, así como han impulsado una guardería de tiempo completo, con educación activa y personalizada, para las hijas e hijos de madres montanistas.

No hay comentarios.: